MI BLOG DE COCINA

sábado, 31 de enero de 2009

FORMACION DEL ESPIRITU NACIONAL

Mi amigo Quilopan me ha enganchado con un tema que no había tocado hasta ahora por que me daba miedo tocarlo. Me explico, hay temas para los que tengo opiniones un poco “sui generis” que, seguramente, no coincidan con las opiniones del resto de los bloggers que me leen (que todos nos vamos conociendo) y me da un cierto miedo (pavor, terror, horror) el escribir sobre ellos. A mí, como sabéis, me gusta la “polémica” pero solo cuanto tengo la seguridad de que va a haber opiniones encontradas pero, cuando no lo tengo tan claro, en fin, no soy especialmente valiente, ¡ya lo sé!. De todos modos ¿Quién dijo miedo? Allá voy.
Hoy no toca noticia fresca sino opinión sobre un tema del que no se habla demasiado pero que sigue estando de actualidad por alguna sentencia del Tribunal Supremo: La Asignatura de EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA.
Me considero un hombre progresista, incluso en un momento pasado de mi vida, muy progresista pero también me gusta pensar que soy un hombre de criterio independiente y desde luego lo soy en cuanto a lo que respecta a las consignas de los partidos políticos. El “¿Donde va la gente? donde va Vicente” no sirve para mi ya que, en cualquier caso, seguramente iría en sentido contrario.
Por eso mi opinión sobre esta asignatura es, cuanto menos precavida. Los intentos de los gobiernos para aleccionar a los ciudadanos, siempre con “la mejor de las intenciones” se repiten a lo largo de la historia humana. No hace muchos años, no más de 30, había una asignatura que se llamaba FORMACIÓN DEL ESPIRITU NACIONAL que tenía el objeto de convertir a los niños en “buenos españoles”, lo que en aquel momento era entendido (por lo menos para una parte del país) como algo loable y bueno. Ahora, esta asignatura tiene el objeto de convertir a nuestros niños en “buenos ciudadanos”.
Antes de que nadie se ofenda y salte como un tigre, no intento equiparar los valores transmitidos en ambas asignaturas. Tengo clarísimo que los valores que propugna la “Educación para la Ciudadanía” son valores democráticos, basados en el respeto a la ley y en la tolerancia por “el diferente”, pero sigo pensando que la labor del Estado no es transmitir valores, aunque estos sean muy loables.
Tal vez esta reticencia sea consecuencia de “mi natural”, que siempre es suspicaz con “el poder”, ya que no creo que éste pueda ser aséptico y neutral en ningún lugar ni en ninguna circunstancia. El poder tiene la tendencia de intentar perpetuarsey usa todos los medios a su alcance, incluyendo la educación, para conseguirlo .
No creo que en la cabeza de los actuales gobernantes, impulsores y defensores de esta asignatura, hubiera alguna intención deshonesta. Más bien creo que su intención era buena pero…… ¡tengo tanto miedo a los bienintencionados! ¡Se ha cometido tantas barbaridades en el mundo en nombre del bien común!.
Como veis, mi opinión en esto no sigue el rígido dictado de los colores políticos. Bueno, yo ya he lanzado el guante ¿quién lo recoge?
Un abrazo “contracorriente”,
Esteban

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