MI BLOG DE COCINA

domingo, 7 de diciembre de 2008

EL TAXIMETRO DE LA MUERTE

Como casi siempre, comienzo con el tema que hubiera debido tratar hoy, que no es otro que el cumpleaños de nuestra Carta Magna, para decir luego que no lo voy a hacer. Esto de “jugar al desmarque” se está convirtiendo en una constante en mi blog y supongo que es producto de mi obsesión por no hablar de lo que habla todo el mundo. Voy a “hacérmelo mirar” porque me estoy empezando a temer que esta obsesión se puede convertir, si no la cuido, en una especie de narcisismo. El narcisismo es un defecto que siempre achaco a los demás y sería curioso que acabara sufriéndolo yo mismo.
Sin más preámbulos, paso a dar el titular de hoy. Veréis que la noticia es, cuanto menos, curiosa: “Funerarias de Vizcaya recurren a los taxistas para realizar servicios mortuorios“. Por lo que parece, las empresas funerarias están, cada vez más, utilizando los servicios de los taxistas para tareas tales como repartir y pegar esquelas, colocar las mesas de firmas e, incluso, ayudar a los empleados de las funerarias a mover los féretros. Por lo visto, a las empresas les sale más barato tirar de taxi que reforzar las plantillas propias con personal fijo.
Esta es otra de las consecuencias de la crísis, creo yo, que hace que las empresas “externalicen servicios” que, de otra manera, darían con personal interno, siguiendo con la filosofía de “sustituir costes fijos por costes variables”. ¡¡ El capitalismo a llegado con toda su fuerza al negocio de la muerte !!.
Si seguimos por este camino, más pronto que tarde, veremos a los taxistas hacer directamente el traslado de los cadáveres hasta el cementario. Lo que no consigo adivinar es como harán entonces para preguntar aquello de ¿Por donde quiere que vayamos? al pobre finado que, supongo, no estará para pensar en donde estará el atasco a esas horas. Por cierto ¿os imaginais que el muerto contestase, de repente, algo así como “tire por la M30″?. El susto del taxista podría ser de órdago.
Yo pienso, de vez en cuando, en la muerte. No creais que soy un tipo morboso. No lo hago ni demasiado a menudo ni con mucha profundidad. La muerte, para mi, es algo que me produce una curiosidad de carácter científico. Que se sepa (fuera a parte de las dudosas experiencias de “vida después de la vida”, “de la luz blanca” y todas esas cosas), nadie a vuelto para contar si hay algo más allá. Yo no soy especialmente religioso. He sido educado en la fé católica y supongo que algo queda en mi del adoctrinamiento recibido. No estoy seguro si cuando muramos se acaba todo (como defienden furiosamente los ateos) o pasamos a un estado nuevo de consciencia (como defienden los misticistas no religiosos) o simplemente vamos cielo o al infierno (se les llame como se les llame en la confesión religiosa de turno) como defenderían los afectos a la religión. Solo tengo la sensación de que el pudrirse en una tumba o convertirse en cenizas es un final bien pobre para una vida y me gustaría pensar que hay algo despúes.
En cualquier caso, ya veremos, porque según creo ¡¡ ninguno de nosotros nos vamos a quedar aquí eternamente !!.
De todos modos, cuando muera, por favor que me lleven en taxi. Con el precio que tienen, no los cojo demasiado a menudo en vida, así que, cuando haga mi último viaje, me gustaría hacerlo “a todo lujo”.
Un abrazo “un poco morboso”,
Esteban