MI BLOG DE COCINA

sábado, 27 de septiembre de 2014

EL PLACER DE UN ESTREÑIDO

Hola:

Hace unos años, por circunstancias que no vienen al caso, acuñé la frase "el único y verdadero placer es la ausencia de dolor".  

Soy consciente de que hay gente que encuentra placer en el dolor, ajeno o propio, como los sádicos o los masoquistas pero, sin querer estigmatizar a nadie, esas prácticas son "la excepción que confirma la regla" y no creo que sirvan para desmontar la argumentación básica que os presento en este post.

Considero que el hombre goza de dos tipos de placeres: a unos los llamaré "básicos" y a los otros "inventados".

Los placeres "básicos" siempre vienen de la mano de la satisfacción de carencias o necesidades físicas del organismo.  Por ejemplo, "Comer" es un placer porque va asociado al hambre, "Orinar" al vaciado de la vejiga, "Defecar" a la limpieza del intestino, el "Sexo" a la desaturación de hormonas, ..... y así podemos seguir un rato. Estos placeres, son universales y todos los individuos de la raza humana los sienten por igual (salvo las excepciones que he mencionado en el segundo párrafo, claro) e incluso, creo que está demostrado, muchos animales superiores los comparten con nosotros. Estaréis de acuerdo conmigo, por ejemplo, en que, después de unos días de estreñimiento, una buena diarrea puede suponer un verdadero éxtasis.

Los placeres "inventados" son casi exclusivos de los humanos (digo "casi" por las dudas que genera el hecho de que algunos simios parecen ser capaces de apreciar la música, por ejemplo) y son, siempre, asociados a los sentidos. Como ejemplos, la música, el aprecio el arte, el oler unas flores, la conversación, etc, Como veis, está implicado el oído, la vista, el olfato, el tacto........ 

Sin embargo, si rascamos un poco, veremos que estos placeres también responden a una necesidad que no es otra que la de nuestro cerebro de "limpiarse" mediante estímulos que lo alejen de la necesidad de procesar información de supervivencia.

Las carencias o necesidades, si no son cubiertas, producen dolor y, como conclusión, el placer verdadero no es más que conseguir que no exista dolor ....., "quod erat demostrandum".

Y ahora, con vuestro permiso, me voy rápidamente al servicio, porque tengo que atender a una necesidad imperiosa y no quiero sufrir el dolor, ni la vergüenza, de tener que poner una colada extraordinaria por un accidente mingitorio.

Un abrazo "placentero",

Esteban