MI BLOG DE COCINA

jueves, 29 de abril de 2010

EL MACHISMO y LOS SIETE ENANITOS

Hola:


Me acabo de enterar que “Cenicienta”,” Blancanieves” o “La Bella Durmiente” son cuentos que contienen una sucia propaganda machista y en ningún caso debe permitirse que nuestros niños sean contaminados por estos inaceptables contenidos.

Después de casi (pero ¡solo casi! ¿eh?) medio siglo de vida he tenido la suerte de que nuestra ministra de igualdad ha llegado con su caballo blanco y su espada flamigera para liberarme de la iniquidad. Mis ojos se llenan de lágrimas de emoción porque ¿Qué hubiera pasado si tan preclara inteligencia no hubiera estado “al quite” para salvarme? ¿En qué pozo infernal hubiera caído si hubiera seguido leyendo tan peligrosa literatura?.

¡Por Díos! ¡Qué locura se está adueñando del mundo!

Como si en este país no tuvieramos cosas más importantes en que pensar que dedicarse a censurar unos cuentos infantiles.

Un abrazo “estupefacto”,


Esteban

lunes, 19 de abril de 2010

ME HAN ROBADO EL MES DE ABRIL


Despúes de mucho cavilar, he llegado a la conclusión de que los calendarios son seres vivos. Seres vivos cuyos movimientos se ejecutan a una velocidad inferior al umbral de percepción humana pero que efectivamente, se mueven. Sus hojas, como las hojas de los árboles, caen sin que nos demos cuenta de manera que en un segundo están allí y cuando volvemos a mirar ya han desaparecido.

Se cayó la hoja de Enero y ni me enteré, se cayó la hoja de Febrero sin que nadie me avisara, se cayó la hoja de Marzo “a traición” y ahora está a punto de caer la hoja de Abril y me temo que tampoco lo veré a pesar de que no le quito el ojo al calendario. Así que, parafraseando a Joaquin Sabina, no me queda más remedio que preguntar ¿Quién me ha robado el mes de Abril?.

No me cabe duda de que Einstein tenía razón al afirmar que el tiempo no es un absoluto. Yo tengo la prueba en mi propia percepción. Aun recuerdo cuando las semanas anteriores a las vacaciones se me hacían eternas o cuando esperaba impaciente a que llegaran (¡cuán larga se hacía la espera!) los “Reyes Magos”. Ahora, sin embargo, se me escurren los días y las semanas entre las manos sin que sea capaz de detenerlos como si de un puñado de arena se tratara.

El tiempo no ha debido cambiar en estos años. Supongo que las horas tendrán el mismo número de minutos y la duración de 1 segundo será la misma que cuando tenía 15 años pero a mi me parece que todo ahora es más corto así que lo que ha cambiado ha sido mi propia percepción o, lo que es lo mismo, he cambiado yo mismo.

Desgraciadamente, este cambio de percepción es un sintoma inequívoco de que la edad de la juventud se va alejando dando paso a la de la madurez que también tiene sus alicientes ¡O eso quiero pensar!.

Un abrazo “angustiado”

martes, 6 de abril de 2010

EL TRIUNFO DE LO INSIPIDO


Estaba la pasada noche, conversando con unos buenos amigos “inter pocula” (o sea, tomando unas birras), cuando surgió un tema de conversación de los que solo aparecen cuando el cerebro está relajado por los efectos de los vapores etílicos.

Nada de discutir si el Barça tiene Mejor equipo que el Real Madrid, ni de si te cae mejor la Esteban o la Campanario, ni siquiera (y es que estaban las conyuges a dos pasos) si la vecina del 4º es más “simpática” que la del 6º izquierda, sino de un tema mucho más adecuado al momento como es “la desideologización de nuestra sociedad”.

Como siempre pasa en estas ocasiones, había opiniones para todos los gustos pero ganó por goleada la que defendía que vivimos en un tiempo en el que nadie (o casi nadie) toma postura, nadie se decanta al 100% hacia un lado o hacia otro y siempre hay matices en nuestros razonamientos. Parece que es el momento de “lo políticamente correcto”, de “lo neutro”, de lo tibio en todos los aspectos.

Lo curioso del caso es que esta tendencia no afecta solo al terreno político sino a casi todos los demás órdenes de la vida. Por ejemplo, si nos fijamos en cosas como la diferenciación por sexos, veremos que cada vez está ganando más terreno “lo andrógino” como si nadie quisiera definirse totalmente como “hombre” o “mujer”. Es casi casi como si tuvieramos miedo de reafirmar nuestra identidad sexual porque, al parecer, está mal visto.

Sobre esto último quiero decir unas palabras. Yo, supongo que como muchos otros, no soy precisamente sospechoso de machista o sexista. Yo, supongo que como casi todas las personas racionales y “civilizadas”, soy un defensor a ultranza de la igualdad de derechos, deberes y oportunidades entre hombres y mujeres (lo mismo que entre personas de distinto color de piel, de distinta religión, de distinta procedencia….). Sin embargo creo que, para conseguir la equiparación (creo que la palabra igualdad está muy mal utilizada en este contexto), el camino no es la eliminación de las diferencias sino más bien la puesta en valor de las mismas.

Un tal Karl Marx dijo hace mucho tiempo: “Cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades”. Para que este pensamiento utópico se cumpla tiene que haber diferentes, si todos fueramos exactamente iguales, como en el Mundo Feliz de Aldous Huxley, nos convertiriamos en realmente no-humanos, ya que en última instancia lo que nos diferencia es lo que nos une.

Un saludo “masculino”,