MI BLOG DE COCINA

jueves, 11 de noviembre de 2010

¿SON TODOS UNOS REPLICANTES?


Supongo que casi todo el mundo recordará la famosa película BLADE RUNNER (en la que, por cierto, Harrison Ford hizo una interpretación memorable) que estaba inspirada en la no tan celebrada novela “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” (Philip K. Dick 1968).

Los personajes de la película, unos androides prácticamente indistinguibles de los seres humanos pero con la fecha de caducidad grabada en sus genes, buscaban la eliminación de esa tara para poder equipararse al resto de la espacie.

El lenguaje cinematográfico hace que la historia se narre en clave de aventura pero, sin embargo, no consigue velar el dilema moral que se plantea en la novela y que es, simplemente, la dificultad de contestar a la pregunta ¿qué es lo que nos hace humanos?.

Supongo que no puedo ocultar que la historia, además de encantarme en cuanto aventura, me marcó profundamente y me hizo cuestionarme algunas de las ideas preconcebidas que había considerado correctas hasta ese momento.

Si las características físicas no me sirven para separar lo “humano” de lo “no humano”, no me queda más remedio que acudir a otras varas de medir. En la “mecánica” se usa una regla discriminatoria que se llama “form, fit and function”, o sea que, si la pieza tiene la misma forma, encaja en el mismo sitio y tiene la misma función se puede decir que es la misma cosa y entonces da igual todo lo demás. Si aplicáramos esta misma sistemática para determinar la “humanidad” de nuestros congéneres seríamos incapaces de discriminar y se nos colarían un montón de replicantes por la puerta de atrás. Debo acudir pues a el único arma que me queda y que no es otra que juzgar la “catadura moral”.

Ya se que usar cosas tan etéreas y subjetivas como “la moralidad” no es aceptable bajo el punto de vista científico pero, como tampoco tengo clara la existencia de algo fuera de mi mismo (mi “solipsismo” se está agravando por momentos), a mi me va a bastar para elaborar mi conclusión.

Y, después de un sesudo análisis de personajes representativos de la vida pública de nuestro país, he llegado a la conclusión de todos ellos son realmente replicantes por lo que me voy corriendo a localizar el teléfono de Harrison Ford para que venga a ayudarme a apresarlos y recluirlos en una zona de seguridad donde dejen de molestar.

No quiero pensar en la otra posible conclusión de mi razonamiento: ¿Será que el único tipo raro soy yo? ¿Seré yo el androide y serán los demás los verdaderos humanos?.

Un abrazo “asustado”,

Esteban