MI BLOG DE COCINA

viernes, 25 de junio de 2010

FAR WEST


Vivimos en un mundo que está “hiper-regulado” . Incluso en los países que se precian de defender las libertades individuales más que las colectivas, hay leyes para todo y para todos.

Me gustaría creer que este exceso de celo legislativo proviene de la vocación de los políticos por la búsqueda del bien común , pero me temo que más bien es una consecuencia lógica del instinto de auto-conservación de un grupo social, que si no hace leyes no tiene otra cosa que hacer.

Me parece bien que los gobiernos se preocupen por el bienestar de sus ciudadanos pero, a veces, agobia un poco la sensación que todo en tu vida está reglado y que no puedes tomar libremente decisiones que solo te afectan a ti mismo.

No digo yo que volvamos a los tiempos en los que la única forma de demostrar tu razón era la velocidad con la que sacabas el revolver, pero tampoco llegar a la situación actual en la que, antes de ir a comprar el períodico casi casi tienes que consultar con un abogado.

Ahora que, bien pensado, si no fuera por este “overbooking” de decretos, tendriamos un problema gravísimo porque ¿Habría recursos suficientes para pagar el subsidio de desempleo a todos los políticos, abogados, funcionarios, períodistas, etc. que viven de esto?

En fin que ¡mejor dejar las cosas como están!

Un abrazo “del mas rápido del oeste”,

martes, 22 de junio de 2010

LA ILUSION


Producto de uno de estos “tests” que circulan por Facebook y, a instancias de Maria del blog MI PLUMA DE CRISTAL, que me dió la idea, me he atrevido a escribir este “cuento corto” que espero que os guste.

Un abrazo “triste”,

LA ILUSIÓN

Vestido de verano un poco escotado ¿estaré muy atrevida?.  Zapatos de estreno ¡espero que no me hagan una rozadura!. El estómago vuelto del revés ¡Después de tantos años me ha llamado!. Y yo ni imaginaba que se acordaría de mí, ¡pero si nunca habíamos hablado!. Y recuerdas todas las horas que pasaste en aquella esquina, con el corazón desbocado, esperando verle salir de los billares. Y recuerdas todas las lágrimas que derramaste cuando le veías pasar de la mano de Marta y cuantas veces soñaste que esa mano, la mano de Jorge, apretaba la tuya.
Bueno, María, ¡vamos allá!, te dices a ti misma intentando darte valor. Y sales a la calle con la esperanza iluminando tus ojos...

- ¿Maria? ¿Eres tu?
- ¿Marta? ¡Cuánto tiempo sin saber de ti!
- ¡No nos veiamos desde el colegio! ¿Recuerdas?
- ¡Ya lo creo! ¿Qué es de tu vida?
- Pues ya vés, me marché a Madrid poco después de acabar el bachiller y no he vuelto hasta este año ¿y Tu?
- Yo sigo en el barrio. Acabé Magisterio, que ya sabes me gustaba, y doy clases en la escuela “Muñoz Molina”. ¿Te casaste?
- Si. Pero me divorcié hace 2 años ¿y tu?.
- (te da un vuelco al corazón) No, sigo soltera. (y preguntas con miedo) Por cierto ¿te casaste al final con Jorge?
- ¡Noooo ¡ ¿No lo sabes? Jorge murió al poco de acabar el curso…. ¡fue un palo enorme!

Entonces el mundo se vuelve gris y solo puedes pensar en la voz que escuchaste por teléfono, en las cosas que te dijo y te das cuenta de que la llamada no era real, que no era más que un sueño y que tu vida volvía a ser la vida insulsa, triste y aburrida que había sido siempre ¡y te echas a llorar!

viernes, 18 de junio de 2010

ODA AL TRABAJO


Maldición bíblica te llaman
aquellos que sufren tus rigores
pero esos que persiguen tus favores
sueño imposible, te dicen, mientras claman

Cosa de pobres eres y ¡es tu sino
que los crasos no te quieran ni en pintura!
porque eres, sin duda, cosa dura
y los ricos no beben de ese vino

Eres tenaz compañero de desvelos
que de mi no te olvidas ni a las duras
¡ y mira que me escondo con premuras ¡
y, si te vas, no pienso sentir celos
Si tienes que quedarte, hazlo con tino
no cargues mi mochila sin mesura
que es facil que pierda mi cordura
y maldiga con fuerza mi destino

Y si quieres irte, vete presto
no demores por más tiempo tu partida
yo te indico la puerta de salida
no mires atrás, ¡no me hagas esto!

martes, 15 de junio de 2010

ESQUIZOFRENIA


A raíz del post de ayer he recibido algunas críticas que me acusan de tener una cierta esquizofrenia. Entiendo que se refieren a mi ecléptica actitud ideológica y no a mi estabilidad mental que, aunque pueda estar en duda, nadie de los que ha comentado me conoce lo suficiente para juzgarla.

Vaya por delante mi opinión de que, no me ofendo por las críticas sino más bien todo lo contrario. Ya sabéis que la voluntad de este blog es, precisamente, el fomentar el intercambio de ideas dispares. Además, considero que la crítica no es tal, sino más bien un elogio. Tengo ya suficientes años a mis espaldas (y suficientes heridas) para saber que el blanco y negro puros no existen y que lo que podemos percibir no son más que diferentes tonalidades de gris.

Los “packs” ideológicos, que te venden la verdad absoluta, son todos un fraude (lo mismo que los remedios milagrosos para adelgazar) ya que la vida es demasiado compleja para explicarla en unas pocas líneas del manual de cabecera de una ideología concreta. Los maniqueísmos, además de perversos “per se”, no sirven para explicar la realidad. Los fundamentalismos son dañinos e irracionales.

Mi ideología personal, que parte de mi visión del mundo (a través de las lentes talladas por mi experiencia vital), me dice que las personas deben recibir de la sociedad en función a lo que aportan (“De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”). También me dice que los que no pueden aportar, por la causa que sea, deben ser apoyados por el resto. Otra cosa que me parece obvia es que, si vivimos en sociedad, debemos dotarnos de unas reglas de convivencia mínimas que deben ser acatadas y respetadas por todos, hasta que todos decidamos cambiarlas. A partir de ahí, que cada uno haga lo que quiera, que cada uno se dote de la religión que le parezca, que tome la opción sexual que le venga en gana, que………… ¡que cada cual ejerza su libertad individual hasta los límites que pueda!.

Por cierto, no puedo evitar citar aquí a Groucho Marx que, en el colmo del cinismo, dijo aquello de “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”. Yo, que no tengo la brillantez de Groucho, diría algo así como “Estos son mis principios. Si se demuestran erróneos, estoy dispuesto a cambiarlos”.

Otro día, con más tiempo, pienso hablar del ”derecho a la propiedad” que me parece que puede ser un tema interesante de debate.

Un abrazo “mentalmente estable”

lunes, 14 de junio de 2010

OKUPACIÓN


Hola:

¡Tengo el corazón partío! Me he dado cuenta de que para ser progresista, en esta turbulenta época, hay que defender un “totum revolutum” de ideas y no consigo estar de acuerdo con todas a la vez.

Recapitulemos:
- Defender a muerte la integración de los inmigrantes
- Formar parte del “feminismo radical”
- Declararse “anti-sistema”
- Participar en el “ecologismo militante”
- Propugnar el aborto libre y gratuito
- Proclamarse “anti-taurino”
- Clamar contra el sexismo en los anuncios, publicaciones y cuentos infantiles
- Combatir por la plena equiparación de gays y lesbianas
- Ser pacifista
- Estar a favor del movimiento “okupa”

Curiosamente, a diferencia de lo que pasaba antes, ser un hombre “de izquierdas” no da puntos en este juego de la progresía. 

Como yo no me caracterizo, precisamente, por mi valentía, os vais a quedar con las ganas de saber mi posicionamiento en todas y cada una de estas cuestiones pero si voy a daros mi postura sobre una de ellas, la que da título a este post.

Estoy de acuerdo en que es una verdadera vergüenza que, habiendo tantas casas vacías en manos de bancos, cajas de ahorro, etc. haya gente sin casa por no disponer de medios para pagar una hipoteca o un alquiler. No olvidemos que el derecho a disponer de una vivienda digna está tipificado en nuestro ordenamiento jurídico. 

Estoy seguro de que habrá “okupas” serios que, antes de dar una patada a la puerta de cualquier vivienda harán un estudio para ver quién es el propietario y descartarán las de los pobres trabajadores que llevaban años esperando para poder comprarse un pisito. No me cabe duda, además, de que la mayor parte de los “okupas” se encargarán de cuidar las casas en las que han entrado “por el artículo 33” y, cuando las abandonen, las dejarán aún en mejor estado del que las encontraron. Lo que pasa es que, a la sombra del idealismo, siempre crece una cantidad de mala hierba compuesta de “aprovechados” que ven en este movimiento una oportunidad para vivir “de gorra” a cuenta de los demás. 

Como sabéis, los que me habéis seguido, no soy partidario de que nadie se tome la justicia por su mano. La “patada en la puerta” no me ha gustado nunca, sea realizada por los poderes establecidos o por idealistas bienintencionados. Soy partidario de que el Estado regule las condiciones de las viviendas vacías y obligue a sus propietarios, en su caso, a que las alquilen “a precio social” a la gente sin hogar pero ¡eso sí! con las debidas garantías y responsabilidades por todas las partes implicadas.

Yo llevo toda la vida trabajando, muy duramente, para poder comprar un piso. Me gustaría, si algún día puedo, comprarme una segunda vivienda para poder alquilarla y así hacerme con un pequeño capital. Lo que pasa es que, visto lo visto, si me convierto en propietario de dos pisos, entro en la categoría de “facha–explotador” y no me parece justo que me pongan esa etiqueta unos jovenzuelos (y perdón si alguien se siente ofendido) que, en muchos de los casos (no me atrevo a afirmar que en su mayor parte), no ha pegado un palo al agua en su vida.

Un saludo “irritado”

Esteban

jueves, 10 de junio de 2010

LA BUENA MALA SUERTE

No hay como perder algo para darse cuenta de su valor. Yo había perdido la movilidad de mi mano derecha, por una inoportuna rotura de muñeca, y ¡no sabéis como echaba en falta la posibilidad de decirle a mi blog “cuatro frescas”!.
Hoy, el post es “de encargo”. Esto no significa que nadie me lo haya pedido expresamente sino que lo escribo en cumplimiento de una promesa que hice hace ya más de tres semanas. Me dije a mi mismo, con un testigo de excepción (al que no voy a citar pero que cuando lea esto se dará cuenta de inmediato), que iba a hacer un post hablando sobre un tema y, ahora que ya puedo, no lo debo demorar más. No es que sea especialmente supersticioso pero “haberlas, haylas” y las promesas hay que cumplirlas.
Desde mediados del año pasado hasta ahora, he tenido lo que se llama un “annus horribilis” (o sea, un “año horrible”, no confundir con un “culo horroroso”). A mi y a mi familia nos han pasado infinidad de cosas, la mayoría malas, que no os voy a describir pero que me habían llevado a pensar que la Diosa Fortuna me/nos había dado definitivamente la espalda. La última, la que me ha impedido escribir mis posts estos últimos días, fue una caída por unas escaleras cuyas consecuencias perdurarán para siempre en mi cara en forma de una indeleble cicatriz (además de algún que otro hueso roto).
Días después del accidente, estando un día en mi casa auto-compadeciéndome y lamentándome de mi mala suerte, hubo una persona que me dijo una frase que me dío mucho que pensar y cito aquí de manera casi textual: “Esteban, tienes mala suerte si, pero es una muy buena mala suerte”. Esta frase, que parece un contrasentido en si misma, es sin embargo de una profundidad que da miedo ¿no lo creeís así?
Me han pasado muchas cosas, he sufrido lo indecible, pero “he salido adelante de todas ellas” mientras que otros no pueden decir lo mismo. ¿Qué es lo que me hace especial? ¿Por qué yo si y otros no? ¿Qué derecho tengo a quejarme?.
Las cicatrices, tanto físicas como morales, no son medallas que uno tenga que llevar con orgullo pero, mientras sea capaz de mirarme en el espejo y contarlas, significará que estoy vivo, significará que he vuelto a superar otro escollo en mi vida, significará que sigo gozando de mi proverbial “muy buena mala suerte”.
Ahora creo que estoy mejor preparado para afrontar la vida que me espera. Seguiré quejándome si, porque soy un ser humano y está en mi naturaleza, pero cuando más hundido me sienta intentaré recordar estas palabras y vivir lo más plenamente posible la vida que me ha sido concedida, no se por quien, y que es un regalo que no se debiera nunca despreciar tan futilmente.
Un abrazo “esperanzado”,
 
Esteban