MI BLOG DE COCINA

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martes, 17 de junio de 2014

CARBONERO CONNECTION

Hola:

Por lo que se cuenta en los diarios, la períodista Sara Carbonero, ha vuelto a "meter la pata" (en este caso ha metido la pata y medio cuerpo) al publicar por error, en su blog, los logins y passwords que están usando para la cobertura del Mundial de Futbol, en las conexiones WIFI de MEDIASET.

No es que sea yo muy fan de Sara Carbonero pero, tengo que reconocer, que es un rato guapa y resultona. Tampoco la conozco lo suficiente para juzgar (¡Qué mas quisiera yo!) pero me resisto a creer que sea tan tonta como la pintan.

Yo creo que se están ensañando con la chica y que sus meteduras de pata, cuando las hacen otros (y más si esos otros son hombres), no tienen tanto eco. Errores graves de periodistas los hay, diariamente, "a cientos" y además, los "periodistas" deportivos, no son precisamente conocidos por su correcto manejo del idioma ni por su erudición en geografía e historia. No tenéis más que escuchar un rato los "carruseles" o "tíovivos" de las emisoras de radio para obtener un compendio completo de aberraciones lingüisticas que harían palidecer a Don Fernando Lázaro Carreter hasta el punto que, si levantara la cabeza (y el resto del cuerpo ya que falleció en el año 2004), la volvería a agachar, avergonzado él.

No viene al caso pero no me puedo resistir a mencionar algo que me trae "a mal traer" y es la respuesta a la pregunta ¿Por qué todos los jugadores de futbol (feos algunos "de narices") tienen parejas tan despampanantes?.  A veces he llegado a pensar que la causa-raíz está en el dinero que ganan estos señores pero, no me hagáis mucho caso, que ya sabéis que soy bastante "mal-pensado".  La razón tiene que ser algo menos prosaíca y, seguramente, tiene que ver con que los futbolistas generan algún tipo de feromonas que atraen la belleza lo mismo que la miel atrae a las moscas, aunque no se si el ejemplo que acabo de poner puede ser mal interpretado......

Un abrazo "envidiosillo",

Esteban



viernes, 9 de septiembre de 2011

UNA DEL “CUORE”… ¿O NO?


Mira que estoy alejado de los programas del corazón, mira que no leo una revista “de esas” ni en la consulta del dentista, mira que enterarme de la vida de los demás me importa un carajo, mira que …….. ¡ No he podido resistirme ! .

En un informativo diario de TV (o “Telediario” para que todo el mundo me entienda) he visto la noticia de que el Sr. Ortega Cano ha acudido al juicio por el accidente de automovil que le costó la vida a D. Carlos Parra. No sé cuantos juicios por accidentes mortales se celebran en este país en un año pero me imagino que pocos de ellos tienen la cobertura mediática de este juicio. Esto, que me parece bastante triste, me demuestra que “hay acusados de primera y de segunda división“.

Por un momento, viendo las imágenes del Sr. Ortega Cano, acudiendo al juzgado en una silla de ruedas y profundamente apenado, me he sentido solidarizado con él. Lo que pasa es que luego he recordado que había una persona muerta y se me ha pasado la solidaridad, como se pasa la fiebre cuando te tomas un paracetamol.

No se me pasa por la cabeza juzgar este caso, ¡Para eso están otros!. Al parecer el fallecido iba por su carril, a la velocidad permitida, ….. así que las pruebas periciales dirán quien es el culpable del accidente. Supongo que, culpable o inocente, descuido o negligencia, el Sr. Ortega Cano estará “pasando las de Caín” (que para nadie es plato de gusto el tener que vivir estas circunstancias). Yo, que soy conductor habitual, siempre tengo miedo de meter la pata y que alguien salga malparado así que, cuando escucho estas noticias, se me pone un mal cuerpo “empatico” de órdago.

Insisto en que no me siento capacitado de juzgar pero si me siento en mi derecho de decir que ¡basta de circos!. Que los tribunales decidan lo que tengan que decidir y ¡ya está!. No hagamos más dura la pena de la familia del fallecido ni tampoco la pena del famoso y su familia.

Un abrazo “apenado”,

Esteban

lunes, 15 de marzo de 2010

LOS FAMOSETES y MI RETRETE


Yo, que soy un lector ávido y contumaz, llevo unos días con un ataque de apatía pertinaz (¡como me gustan las palabras “acabadas en Z”!) lo que me ha llevado a ver la televisión más de lo acostumbrado. Para que os hagáis una idea de lo que significa eso de “más de lo acostumbrado”, estos infaustos días estoy viendo la tele una media de 45 minutos diarios, multiplicando por infinito los 0 minutos diarios que dedicaba a esta tarea anteriormente.

El caso es que, haciendo el ejercicio de apretar con el pulgar, de manera sucesiva, los botones numerados del mando a distancia (lo que se viene en llamar “hacer zapping”), he comprobado el alto contenido estético de la programación de la televisión en españa (que no televisión española) y la excelente catadura moral de los temas que se tratan y de los personajes-personajillos que se postulan en las diferentes cadenas.

He descubierto, con verdadero asco, que hay una serie de “señores” y “señoras” que son famosos por el simple hecho de haberse acostado con alguien, haber puesto los cuernos a alguien y, lo que es peor, haber sufrido violencia machista, por ejemplo. Además, por lo visto, estos individuos cobran por airear, ante toda la audiencia, sus trapos sucios (ya sean manchados de semen o de sangre, según el caso). Yo, que no soy ningún mojigato, me he escandalizado de las cosas que he oido en una simple ½ hora. Estoy convencido que, si se hiciera un catálogo de las perversiones que se cuentan en esos programas, saldría un libro de lectura muchisimo más escandalosa que “las memorias del Marques de Sade”, a quíen harían quedar como una hermanita de la caridad.

Lo peor del caso es que, si los medidores de audiencia no se equivocan, hay mucha gente que es asidua, ¡ sin ruborizarse ¡, de estos programas e incluso los famosetes que salen en ellos tienen seguidores y detractores, como si realmente fueran algo importante. No quiero parecer pedante pero, creedme cuando lo digo, me horrorizo al pensar que al fin y al cabo esa es la realidad cultural de nuestro país. ¿Cómo vamos a pedir que voten con criterio (es un decir) a personas que rien y lloran con las gracias, de dudoso gusto, de personajes como estos?. ¡ Es como pedir peras a un olmo ¡

Hoy en día, un científico de prestigio, como por ejemplo, el doctor Manuel Elkin Patarroyo (que tantas vidas ha salvado con su vacuna contra la malaria), solo tiene derecho a una entrevista de 30 minutos (y eso en una cadena como CNN+, que da gusto verla) mientras que otras, cuyo unico mérito conocido ha sido tener un retoño, al que por lo visto no le gusta el pollo, de un torero andaluz, tienen audiencias millonarias durante horas y horas de programación. ¡Qué vergüenza por Díos!

Eso si, tengo que decir que gracias a estos programas, he conseguido vencer un espidodio de estreñimiento, que me estaba haciendo pasar “las de Caín”, porque nada más empezar la sintonía de uno de estos programas, algo me sucede en las tripas y casi no me da tiempo a llegar al WC.

Un abrazo “asqueado,

viernes, 13 de febrero de 2009

CHAPA y PINTURA

Hola:

Hay veces que una sola imagen establece una cadena que te lleva hacia otras imágenes, y así sucesivamente, hasta que oyes un ruido seco en tu cerebro, algo así como un “crash” y el puzzle se acaba por ensamblar. Hoy, al leer un periódico gratuito, de esos que dan en las bocas de metro, me ha pasado algo así, aunque todavía no estoy seguro de si el ruido que he oído provenía de mi cerebro o de que se ha “escacharrado” una de las escaleras mecánicas. 

La foto en cuestión que ha provocado el reordenamiento de mis neuronas ha sido una instantánea de Demi Moore que, al parecer, fue tomada en “La Bernilale. Desde esa foto hasta recordar un reportaje que leí lo otro día en una revista de índole cultural llamada “Quore” solo han pasado décimas de segundo. No toméis como cobardía, que no lo es, el que os diga que yo no leo nunca ese tipo de revistas. Lo que pasa es estaba en la peluquería, en la que habitualmente me entretengo con tebeos del Capitán Trueno y Zipi-Zape mientas espero, y no había otra cosa que leer. Yo soy un lector compulsivo, que miro hasta las etiquetas de los frascos de champú, y la idea de pasarme una media hora escuchando las insulsas conversaciones barbero-cliente me pareció una expectativa mucho peor que enterarme de las últimas movidas de los Muñoz, Pantoja, Parajes, Wiza y compañía. 

Bueno, volviendo al tema que nos ocupa, el caso es que la revista en cuestión tenía un interesante reportaje en el que un montón de guapas famosas aparecían, como si de un “antes y después” se tratara, en fotos sin maquillar y maquilladas respectivamente. Si habéis visto el mencionado reportaje sabréis a lo que me refiero pero, para los que no leen este tipo de revistas (algunos que yo conozco prefieren otras como el “Interviú”) os diré que el bajón que me dio cuando vi caer de su pedestal a algunos de mis iconos de belleza fue terrible y todavía no me he repuesto del todo. Ver a Cameron Díaz, sin los dos quilos de polvos, cremas y postizos me revolvió el estomago. Apreciar los granos y manchas en la cara de Penélope Cruz, me convenció de que la vida es un valle de lágrimas. Ver a Sharon Stone sin los revoques de yeso que al parecer se pone habitualmente, me hizo pensar que había sonado las trompetas de Jericó y que estábamos a las puertas del Apocalipsis. Y así hasta que decidí cerrar la revista e irme a la farmacia de la esquina a comprar dos cajas de Prozac. Por cierto, acabo de recordar que, con las prisas, se me olvidó pagar el corte de pelo ¡que se le va hacer!.

Todo esto me ha servido para filosofar sobre la verdad y la mentira, sobre la conveniencia de hacer caso o no a las apariencias y también sobre si es mejor usar “Margaret Astor” o “Ponds belleza en 7 días”. Pero no os asustéis que no os pienso meter un rollo epistemológico.

Por un momento he pensado hacer un post denostando el engaño del maquillaje y poniendo a parir a todas aquellas (y aquellos) que ocultan sus defectos con el único objeto de parecer cosas que no son. Sin embargo, este pensamiento ha coincidido con una visita a “La Toilette” en la que me he mirado al espejo y he visto mi imagen en retrospectiva, cuando me levanto de la cama, sin afeitar, con la legaña pegada y los ojos rojos por el sueño y he pensado….. ¡Yo también hago lo mismo!. No uso maquillajes ni cremas hidratantes-reafirmantes pero intento, en la medida de mis posibilidades, dar la mejor imagen posible de mi mismo así que yo también cometo el mismo pecado del que pensaba acusar a los demás.

Como no quiero caer en el error de “ver la paja en el ojo ajeno pero no ver la viga en el propio” he decidido no hacer apología de la cara lavada (”y recién peiná”) y decir, simplemente, que recordemos todos que “la verdadera belleza está en el interior” ya que, al parecer, la otra, la exterior es relativamente fácil conseguirla en un tarro de “Esencia de Guayaba con Baba de Caracol, Aloe-Vera e Hydrolactol-14 “.

Un abrazo “descremado”,

Esteban