MI BLOG DE COCINA

lunes, 24 de noviembre de 2008

NO PECÓ EL ESCARABAJO

Hoy toca uno de eso artículos “que me gustan”. No hay muerte, ni sangre, ni violencia pero si puede haber mucha polémica. ¡Y como la gozo yo cuando hay polémica!.
El titular de hoy es: “Lennon, libre de pecado“. Al parecer, la Justicia Vaticana, despues de 42 años de proceso, ha publicado a través del períodico L’Observatore, la absolución para John Lennon que estaba acusado de blasfemia despues de haber dicho la famosa e irreverente frase: “Los Beatles somos más famosos que Jesucristo“.
La Iglesia, que es el paradigma de la lentitud, esta vez ha se ha superado a si misma. Algunos dirán, parafraseando al famoso tango, que 42 años no es nada pero a mi me parece que les han sobrado 41 años y 364 días para decidir sobre algo tan nimio como las exaltadas palabras de un cantante, por muy Beatle que fuera.
Además de la lentitud de la Iglesia (que da para discutir durante un buen rato) hay otras cosas que me resultan curiosas en esta noticia.
En primer lugar, al desconocer los procedimientos judiciales eclesiásticos, no estoy muy seguro de decir algo atinado pero, cuando alguien dice la verdad ¿es eso delito?. Si no me equivoco, en la justicia laica, no es calumnia el decir algo que es demostrable. Por ejemplo si le llamas a alguien “ladrón”, y puedes demostrar que lo es, no se te puede condenar por calumnioso. Yo no dispongo de cifras pero, no me extrañaría que en la época en la que hizo las declaraciones, John Lennon estuviera diciendo la verdad.
Tampoco creo que estuviera incurriendo en blasfemia ya que no hizo ninguna ofensa a la figura de Jesuscristo, aunque con lo de “tomar el nombre de Díos en vano”, tampoco se sabe.
A mi, personalmente, esta sentencia me ha dejado muy contento. Llevaba 42 años escuchando mis viejos vinilos de “The Beatles” pensando que estaba cometiendo un pecado y eso no me dejaba dormir. Cada vez que escuchaba “Imagine” tenía que someterme a varias sesiones de cilicio para purgar mi pecado y, no os podéis imaginar lo que duele eso. En fin, que esta sentencia va a contribuir a mejorar mi salud física y mental. Por cierto, por si alguien se lo ha creido, ¡era broma!.
Yo, desde la humildad que me carácteriza, me permitiría recomendar a la jeraquía eclesiástica, que lave la ropa de casa antes de juzgar las manchas en las túnicas de los demás o, en terminología bíbilica, que “busque la viga en el ojo propio antes de buscar la paja en el ajeno”.
Un abrazo “beatlemaniaco”
Esteban