No se me soliviante el personal
que no es mi intención comenzar aquí un “Diccionario Panhispánico de Tacos”
(aunque tengo que reconocer que material no me falta). Tampoco se me vayan los
impacientes que no toca soltar una soporifera diatriba sobre lo mal que hablan
lo jovenes de hoy en día (aunque también podría hacerlo con poco esfuerzo
mental). Hoy me apetece, y no me preguntéis el porqué, hablar sobre la riqueza
del idioma castellano que, casi sin dudar, es uno de los grandes idiomas
mundiales que presenta mayor número de sinónimos y, lo que es más curioso,
mayor número de interjecciones e insultos.
Estableciendo la comparación con
“el inglés”, que domino “porque es bajito y se deja” (lo siento, no he podido
evitar caer en el chiste tonto), nos damos cuenta que tanto en calidad como en
cantidad les ganamos por goleada.
Hace unos años me hicieron llegar
una lista de insultos y tacos en inglés que no ocupaba más allá de una hoja y,
lo que es más curioso, solo contenía 2 o 3 conceptos combinados de diferentes
maneras. A los anglosajones, si les sacas del FUCK (“fuck you”, “go fuck
yourself”, “fucking bastard”,……) y del COCK, o DICK para los finolis, (“dick
blower”) no tienen mucho más que ofrecer en este campo. Alguna que otra palabra
adicional para mentar a la dudosa profesión de tu madre y poco más.
Sin embargo, en el Castellano,
tenemos una gloriosa cantidad de insultos, que además se ven complementados por
todos sus sinónimos, y que son capaces de aludir a todos tus parientes, sus
atributos personales, sus profesiones, la fidelidad de sus conyuges, etc. Para
no caer en el lenguaje soez, voy a limitarme a poner solo un ejemplo: para
insultar a un hombre indicando que su esposa/conyuge/mujer/compañera le engaña
con otro hombre podemos llamarle CABRÓN pero también podemos usar CORNUDO,
ASTADO, CABRÓN, CONSENTIDOR, SUFRIDO…… Si a esto añadimos que la misma palabra
(CABRÓN) puede tener el significado de CANALLA, MALEVOLO, MALA PERSONA y que
para este otro significado podemos usar también otros sinónimos tales como HIJO
PUTA (por decir el más fuerte) nos daremos cuenta de la riqueza de nuestro
idioma.
¡Y hay más!, porque la sola
entonación que se ponga en la palabra o incluso el origen geográfico puede cambiar
totalmente el significado de la misma trocando el insulto en apelativo
cariñoso. Veamos, también un par de ejemplos. en Euskadi a los amigos, cuando
hacen algo gracioso, les solemos decir “¡QUE PEDAZO DE CABRÓN!” y no estamos
aludiendo a sus apéndices frontales sino simplemente diciéndoles “¡QUE BUENO
ERES!” (con un cierto sentido de “¡que listo eres!” o “¡que pícaro eres!”). En
el sur, en Sevilla por ejemplificar, te pueden llamar “HIJO PUTA” y no están
tratando de decir que tu madre se dedica a la profesión más antigüa del mundo,
sino que están usando un apelativo cariñoso. Otra cosa es que el que habla
ponga la preposición “de” por medio, ya que entonces es mejor que te plantees
soltar un par de guantazos. Ahora, eso si, a un sevillano no le llames CABRÓN
ni a un vasco le increpes de HIJO PUTA porque la cosa se puede poner muy
caliente.
Como habéis podido comprobar, me
he referido solo a las palabras “fuertes” porque si me voy a las menos
malsonantes podría escribir un tratado de 2000 páginas (por la cantidad de
material que hay). Los “idiota”, “imbécil”, “estúpido”, “sinverguenza”,
“desgraciado”, “malnacido” así como los “tonto del culo” (abreviado
“tontolculo”), “gilipollas”, “soplapollas”, etc. pueden servir como un pequeño
ejemplo de lo que el idioma cervantino nos ofrece en este campo.
No he entrado tampoco en el
apartado más concreto de las BLASFEMIAS, tema en el cual también les damos
“sopas con honda”, porque se me ha acabado el tiempo y, ¿por qué no decirlo?,
el miedo es libre y no quiero que me pase como a Don Quijote cuando soltó
aquello de “¡con la Iglesia hemos topado, Sancho”!.
Un abrazo “sin exabruptos”,
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