Este domingo pasado, por fin, conseguí ver la famosa película "8 apellidos vascos". Vaya por delante que me reí como un poseso durante toda la proyección y salí del cine con una sensación de placidez muy reconfortante. Yo soy de los que pienso que bastante dramática es la vida para tener, además, que tragarme un drama psicológico (de esos que les gustan tanto a los críticos) en el cine. No me hace falta ver en la gran pantalla lo que ya veo, desgraciadamente, en la pequeña pantalla (y escucho en la radio o leo en los periódicos) todos los días así que, os lo podéis imaginar, mi opinión es muy positiva.
No esperéis de mi una crítica sesuda sobre el argumento, un análisis pormenorizado de la fotografía, una descripción de la música o un comentario profundo sobre el tratamiento de los personajes. La peli en cuestión no es más que un divertimento que apela al recurso de la parodia, la exageración y los tópicos para arrancar la carcajada del espectador.... ¡y eso ya es bastante!.
No conozco suficiente a los sevillanos para decir si su carácter está bien reflejado pero si puedo decir que, en muchas de las situaciones, el carácter "vasco" que se mostraba (en ambos casos me atrevo a hacer una generalización sin base objetiva) se parecía mucho a la "auto-imagen" que tengo formada: serios, secos, poco dados a la efusión, difíciles de conocer pero firmes en la amistad, ..... todas esas cosas salen en la historia y, a mi modesto entender, son verdad (¡aunque cada vez menos, claro!).
Me consta que a mucha gente le ha gustado la película (las cifras cantan) y también sé que a mucha otra le ha ofendido. Supongo que no todo el mundo tiene la facultad de saber reírse de si mismo.
Y mi reflexión es que "el hecho de enfadarse por una comedia denota, en si mismo, muy poco sentido del humor" y..... si me permitís una broma...... también denota ¡muy poca "gracia"!, lo cual, según la tesis del director de la película, parece muy muy típico de los vascos.
Un abrazo "sonriente",
Esteban