Hola:
Hoy me ha llamado la atención una noticia, leída en El Correo Digital, que reza así: "La mujer que quemó al violador de su hija en Alicante en 2005 deberá ingresar en prisión".
Se trata de una mujer, María del Carmen García, que en el año 2005, aprovechando un permiso carcelario del violador de su hija, le roció de gasolina y le prendió fuego, cuando estaba en un bar. Por estos hechos fue condenada a 2 años y 9 meses de cárcel y su indulto fue denegado por el gobierno, a pesar del clamor popular que lo pedía.
Este es el tipo de noticias que te obligan a decidir si sigues tus impulsos primarios o, por el contrario, te mantienes firme en tus convicciones éticas. Yo, personalmente, me siento dividido y dubitativo pero, como es de recibo en este blog, me tengo que decantar por una de las dos posturas.
No puedo por menos que sentir simpatía por la madre, que viendo en un bar al energúmeno que violó a su hija (a la que posiblemente dejó marcada de por vida), decidió darle su merecido. La violación es, sin duda, uno de los crímenes más execrables ya que atenta no solo contra la integridad física y mental de la víctima sino contra su libertad. Es imposible, para un hombre, saber como se siente una mujer violentada pero es fácil imaginar que el miedo que sintió y que, seguramente, seguirá sintiendo sea atroz.
Sin embargo, nos enorgullecemos de decir que estamos "bajo el imperio de la ley" y, en una sociedad moderna, no es permisible la "Ley de Lynch" ni la aplicación del "ojo por ojo" que propugnaba el "código de Hammurabi". Bajo este punto de vista, no hay justificación posible para la acción de esta mujer y debe pagar por ello. Otra cosa es que la pena impuesta sea justa o proporcional al delito. Yo no soy jurista y no puedo dar mi opinión al respecto.
Habrá quien diga que el gobierno concede indultos "a diestro y siniestro" y, al parecer, con más facilidad para unos delitos que otros. Prefiero pensar que la decisión de conceder un indulto no es arbitraria pero, como hay seres humanos por medio, todo puede ser posible. Sin embargo, el hecho de que se haga mal en unos casos no significa que esté justificado hacerlo mal en todos los demás. En este caso, mi opinión es que el gobierno debiera haber mostrado más sensibilidad y, en virtud de las circunstancias, haber concedido un indulto, aunque sea parcial, sustituyendo una pena de prisión por otra de servicios a la comunidad. Al fin y al cabo, en Italia lo han hecho con Silvio Berlusconi ¿no?.
Permitidme decir, por último, que independientemente de las cosas que están pasando últimamente con los jueces, pienso que su profesión es una de las más difíciles que alguien puede ejercer. No solo porque las leyes pueden no coincidir con su visión ética, no solo porque la legislación es tan enrevesada que puede dar lugar a interpretaciones contradictorias, no solo porque, por lo que parece, se ven sometidos a presiones insoportables desde los poderes políticos y económicos sino porque, aunque todo esté muy claro, decantarse por una opción u otra, debe ser muy doloroso. Yo, simplemente, he escrito un post de opinión y me ha costado. ¿Cuánto le tiene que costar a una persona que tiene en sus manos el futuro de otra?.
Un abrazo "dividido",
Esteban