No soy muy dado a escribir artículos de
índole científica. En primer lugar porque creo que hay gente que lo hace mejor
que yo y en segundo lugar porque, salvo que toquen temas éticos, no es muy
fácil expresar una opinión que es “la especialidad” de este blog.
Sin embargo, hoy voy a hablar de un tema, cuyo componente social es tan
importante, que creo que tiene cabida aquí. El titular es: “Es posible
eliminar el virus del sida“. Se trata de una entrevista a Asier
Sáez-Cirión, científico español que trabaja como investigador en el Instituto
Pasteur de París junto a Francoise Barré-Sinoussi (la última Nobel de Medicina)
centrado en la investigación de una vacuna para el sida. En la entrevista se tocan
muchos temas relativos a la vacuna (a la que faltan aún muchos años) y a las
terapias actuales que, en su mayor parte, se centran en que el enfermos tenga
una calidad de vida razonable, conviviendo con la enfermedad.
Lo que me ha llamado la atención es la mención a una prueba realizada en
Alemania en la que una paciente de SIDA ha recibido un transplante de médula de
un donante que tenía una mutación que le hacía inmune al virus (en Europa hay
entre un 1% y un 3% de personas inmunes al virus) y el resultado ha
sido una curación completa (no hay rastro de virus en la sangre del
afectado). Por lo visto, esta terapia no es aplicable más que a una parte de
los enfermos pero es una ventana abierta a la esperanza ya que
permite iniciar una nueva línea de investigación.
Mi fé en la ciencia es absoluta. Es casi casi una
fé religiosa. Creo sinceramente que los científicos encontrarán muy pronto una
cura o una vacuna
para esta terrible enfermedad que afecta a más de 35 millones de personas (es
la mayor pandemia que ha sufrido la humanidad en los últimos milenios). Otra
terrible enfermedad en la que se están haciendo muchos avances es “el cancer”.
Los enfermos de cancer tienen una esperanza de vida actualmente que,
simplemente hace 5 años, no entraba en las espectativas de nadie.
Dejemos trabajar a los científicos sin intromisiones
ya que, en mi opinión, en ellos y solo en ellos, están depositadas las
esperanzas de la humanidad.
Un abrazo “esperanzado”,
Esteban