TEOREMA: El racismo,
“estrictu sensu”, no existe en nuestra sociedad actual salvo en grupúsculos
diminutos que hace algún ruido pero que no tienen la menor relevancia. Lo que llamamos
racismo es, siempre, “xenofobia”.
DESARROLLO: A menudo se identifica erroneamente el término “racismo” con el término “xenofobia”. El racismo parte de una consideración de que las razas diferentes son inferiores pero no siempre está asociado al odio. Es más, en algunos momentos de la historia, estuvo más bien asociado a la compasión (“el pobrecito indio al que hay que civilizar”). Sin embargo, la “xenofobia” (Del gr. ????? xeno = extranjero y ????? fobia = temor) si que tiene una directa asociación con el odio ya que, siempre, se odia a lo que se teme. En nuestra sociedad, percibimos a los de fuera (fuera de nuestro país, fuera de nuestra clase social, fuera de nuestras costumbres, fuera de nuestra religión) como amenazas a nuestra estabilidad y por lo tanto les tememos y, a menudo, les odiamos.
DESARROLLO: A menudo se identifica erroneamente el término “racismo” con el término “xenofobia”. El racismo parte de una consideración de que las razas diferentes son inferiores pero no siempre está asociado al odio. Es más, en algunos momentos de la historia, estuvo más bien asociado a la compasión (“el pobrecito indio al que hay que civilizar”). Sin embargo, la “xenofobia” (Del gr. ????? xeno = extranjero y ????? fobia = temor) si que tiene una directa asociación con el odio ya que, siempre, se odia a lo que se teme. En nuestra sociedad, percibimos a los de fuera (fuera de nuestro país, fuera de nuestra clase social, fuera de nuestras costumbres, fuera de nuestra religión) como amenazas a nuestra estabilidad y por lo tanto les tememos y, a menudo, les odiamos.
APLICACIÓN A NUESTRA SITUACIÓN: En momentos como
los actuales (crisis económica, altísimo paro, incremento de la delincuencia de
perfil bajo,…) las encuestan indican un incremento drástico de la xenofobia
porque percibimos con más claridad la amenaza de “los de fuera”. Esto es así,
pero no tiene nada que ver con que vengan de otros paises o tengan otro color
de piel, sino más bien con que el grueso de los inmigrantes son de nivel medio-bajo
tanto cultural como económicamente. Si todos fueran universitarios, de clase
acomodada, de esos que nos abren la puerta y nos ceden el paso en el portal de
nuestra casa, mientras nos dicen un “buenos días” con una sonrisa, seguro que
no nos importaria a nadie. Por mucho que se quiera ocultar, las estadísticas
demuestran que el aumento de la delincuencia (insisto en lo de “perfil bajo”)
está asociado directamente con la inmigración pero la causa no hay que buscarla
en el origen étnico sino en la pobreza. No nos olvidemos de que los inmigrantes
son “el nuevo proletariado” y, por lo tanto, ocupan el estrato social más bajo
en nuestra sociedad. El hambre siempre ha estado reñido con la ética (ya se
sabe es muy dificil hacer filosofía con el estómago vacio).
COROLARIO: Dejemos de
fustigarnos permanentemente con el látigo de auto-culpabilización de racismo.
Somos xenófobos si, pero más por una causa clasista que racista. ¿Hay alguien
que no sienta miedo si le atracan por la calle o molestan a sus hijas en el
parque?. Solucionemos, pues, el problema de la pobreza en el mundo y veremos como
deja de importarnos el origen de las personas que vienen a vivir con nosotros.
Un abrazo “de hermandad”,
ADENDUM: Yo nunca me fijo en
el color de la piel de nadie, lo mismo que no me fijo en la ropa de la persona
con la que hablo (debe ser por despiste). Me importa un pito la religión de mi
interlocutor (tanto como me importa la mía que ya sabéis que no soy
precisamente un “practicante convencido”). Solo me importa que las personas con
las que me relaciono me respeten, respeten mi integridad física y respeten mis
bienes. A partir de ahí, todo lo demás no tiene ninguna importancia.
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