Aunque lo parezca, os aseguro que no he cometido ningún error
ortográfico en el titular. Hoy tengo una de esas noticias que “causan risa”,
siempre y cuando tu no seas el protagonista, claro. No os quiero a dejar en
ascuas por más tiempo así que ahí va el titular: “Tiene dos
hijas con su amante y le dice al marido que son por inseminación“.
Al parecer, una señora y su amante han sido condenados por un tribunal de
San Sebastían a pagar una multa de 117.000 € al marido de la primera por el
grave daño moral que le han ocasionado, después de conocer que sus dos hijas no
fueron concebidas mediante un proceso de inseminación artificial -tal y como el
matrimonio había decidido en su día-, sino que fueron producto de las
relaciones sexuales mantenidas entre la esposa y su amante. El marido
“traicionado” vivió el engaño durante 17 años ya que no se enteró de nada hasta
despues de la separación (que se produjo por otras causas en el año 2006).
Hay varios aspectos que me resultan “estimulantes” en esta noticia.
El primero es que el marido nos enteró de nada ¡durante 17 años!. Al
parecer, incluso las hijas sabían quien era su padre biológico pero no le
dijeron nada a su padre legal. O sea que el hombre sufrió la traición
por parte de su mujer y a la vez por parte de las hijas y, además,
estuvo “en babia”. ¿No tenía amigos este hombre?. De todos modos, no seré yo el
que escupa hacia arriba ya que, por lo que me han contado, el último que se
entera de nada siempre es el marido.
Otro aspecto que quiero resaltar es “la jeta de la mujer”
(con todos mis respetos). Desconozco las razones que le llevaron a perpretrar
este engaño pero me parece de una cara enorme el mantener un amante, tener
hijos con él y seguir viviendo con el marido ¡hala, que pague el marido los
pañales, los colegios,….!
Perdonadme el chiste malo pero no me puedo resistir a decir eso de que “de
aquellos POLVOS vienen estos lodos”.
En fin, que, parafraseando a Miss Marple, el maravilloso
personaje de Agatha Christie, diré que “nunca dejaré de sorprenderme de
la naturaleza humana”.
Un abrazo “inseminado”
Esteban
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