Creedme, cuando os digo, que le he dado muchas vueltas antes de decidirme a
escribir este post. La causa de esta indecisión es realmente bastante simple
pero de difícil solución, me explico, no he sabido esta vez encontrar el límite
entre “lo políticamente correcto” y lo que no lo es. Ya sabéis que a mi me
gusta navegar en esa franja indefinida de grises que consiste en dar “una de
cal y otra de arena” pero, en este tema (más a medida que van pasando los
días), cada día tengo más arena y menos cal en los
montones.
Algún avispado habrá que, después de estos dos párrafos, habrá adivinado
que voy a hablar del famoso “movimiento 15-M”, también conocido (no se muy bien
a santo de que) por “Los Indignados”.
Para documentarme, y porque el tema me interesa de verdad, me he leído todo
lo que ha caído en mis manos sobre este tema. He acabado realmente hastiado de
ver telediarios. He acudido a la plaza de mi ciudad donde estaban acampados. He
conversado sobre el tema con familiares y amigos. He intentando, en fin,
recoger todos los puntos de vista para forjarme una opinión “contrastada”.
Mi evidente aburguesamiento me hace desconfiar, por sistema, de la estética
imperante entre las personas que se ven en las imágenes (rastas, pero pulgoso y
bolos de malabarista en ellos y medias agujereadas de rayas, peinado descuidado
y colorido en ellas……) pero mi espíritu
revolucionario (que no está muerto, ni mucho menos) me lleva a sentir una cierta simpatía por su descaro.
Reconozco, sin pudor, que en esto de la estética puedo ser injusto y que hay de
todo pero………. ¡así lo veo!.
Sin embargo, una vez descontada la parte emocional, me queda decir que
“protestar e indignarse” pero no ofrecer alternativas serias no sirve de nada.
He leído sus manifiestos y proclamas, muchas de ellas con argumentos emocionalmente
impactantes (rayando en la demagogia) pero que no dan ninguna solución para
gobernar un país de 40 millones de habitantes. Yo fui “ácrata”, una vez durante
un tiempo, pero ahora ya me he hecho mayor y me he dado cuenta que la autogestión solo funciona en comunidades muy pequeñas,
homogéneas y por poco tiempo pero no es la solución para un mundo tan
complejo como éste.
Si hubieran planteado un escenario “revolucionario”, esto es, un “cambio
rápido y profundo del sistema”, seguramente podría haber estado de acuerdo o en
desacuerdo con ellos, pero hubiera respetado su postura. Sin embargo, el
“indignarse” con la situación actual pero al no
plantear soluciones, insisto “viables”, ya no me merecen ninguna credibilidad.
Por cierto, no quiero hablar de la contaminación, por otra parte esperada, del
movimiento por los llamados “grupos anti-sistema” a los que, sinceramente, no
entiendo. Entiendo que quieran destruir, bien, pero ¿Qué construimos?.
Yo llevo trabajando como una mula toda mi vida. Comencé a los 15 años,
cuando mis huesos todavía no estaban preparados para ello, cargando cajas en un
almacén. Nadie me ha regalado nada de lo poco que tengo. Mis padres me pudieron
dar una educación universitaria a base de hacer muchas horas extras en sus
trabajos. Nunca me faltó para comer pero tampoco me
sobró ni tiempo ni dinero para ningún lujo. Ni coche, ni fiestas ni copas, ni
vacaciones. Y que conste que no me avergüenzo para nada de mi vida ¡Es
la que me ha tocado vivir!.
Hay un buen método (y a mi me parece muy sencillo) para cambiar este injusto sistema: formen un partido político “honesto”, ganen las
elecciones, háganse cargo del gobierno del país, cambien la constitución,
consigan la famosa “Democracia real” y después, solo después, denme
lecciones. ¡igual incluso yo mismo les voto!
Un abrazo “indignado”
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