Os podéis imaginar, por la obviedad del titular, que el tema que nos ocupa
hoy no es otro que el patinazo dado por la policía francesa con el video que
recababa la ayuda ciudadana para localizar a los cinco presuntos terroristas de
ETA que luego resultaron ser bomberos catalanes.
¡ Vamos a ver si soy capaz de hablar de este tema sin hacer demasiada
sangre !.
Como casi todo el mundo, he visto el video varias veces en la TV. Por
cierto, la mayor parte de las veces con los famosos “cuadraditos” (creo que les
llaman “pixelados”) en las caras de los afectados y las menos “con la cara
descubierta”. Por más que he mirado y remirado no he visto en el video las
txapelas, ni los pañuelos tapando las caras, ni los gestos de crispación a los
que nos tienen acostumbrados los miembros de ETA, ni siquiera una triste
pegatina con el hacha y la serpiente sobre las sudaderas así que, a primera
vista, lo que me han parecido esas personas era unos simples señores haciendo
la compra en un supermercado. Ya se que, “a todo pasado”, es fácil hacer
deducciones (“después de vistos los cojones, macho” dice el refrán castellano”)
pero a mi me parece que tenían la típica pinta de unas personas haciendo la
compra en mitad de unas vacaciones del tipo “low-cost”.
Por lo visto, la policía fue alertada por alguien que los vió y les oyó
“hablar raro”, lo cual no me estraña demasiado porque supongo que hablarían en
Catalán que, como todo el mundo sabe, es un idioma diferente del francés
(aunque para los legos como yo, se parezca bastante). Hombre, yo supongo que si
hubieran tenido rasgos asiáticos” la cosa hubiera sido diferente y el
bien-intencionado ciudadano no hubiera sospechado nada y, en su defecto, la
policía hubiera obviado el aviso recibido.
He oido que estos chicos han declarado que “les han tratado correctamente”
¡faltaría más! pero yo supongo el miedo que han tenido que pasar habrá sido de
órdago. Si a mi me pasara algo parecido, siendo como soy una persona tendente a
asustarme con facilidad, tendría que comprarme una camisa de talla bastante
mayor para poder disimular el bulto que me habría salido en el cuello por la
elevación involuntaria del escroto (o sea que se me hubieran puesto los cojones
de corbata).
De este episodio, que perdonadme pero tiene algo de cómico por lo ridículo,
se pueden extraer varias lecciones y consejos:
primera: Las prisas son malas consejeras en la acción policial y las decisiones “en
caliente” llevan a cometer errores de bulto.
segunda: cuando viajes “hazte el mudo” o, en su defecto, chapurrea unas palabras en
el idioma local.
tercera: En un país extranjero, no compres en los supermercados, llévate la comida
“desde casa” (además, no nos engañemos, es dificil encontrar latas de fabada
fuera de España)
Un abrazo “abochornado”
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