Hola:
El tema de hoy está sacado de un artículo de “El Correo”
cuyo titular es “¿POR QUÉ LAS ESCULTURAS GRIEGAS TIENEN PENES PEQUEÑOS?”. La verdad es que me ha hecho gracia el titular,
más gracia aun la hipótesis que ahora so contaré y me he desternillado pensando
en la cantidad de estudios estúpidos en que pierden el tiempo algunos
científicos.
El caso es que, el insigne profesor Andrew Lear (de la
Universidad de Harvard) ha querido aclarar la causa de que todas las esculturas
griegas de hombres desnudos tengan un tamaño de pene relativamente pequeño (siempre
digo yo en estos casos eso de “muchos quisieran”) y, siempre, fláccido. Por lo visto era un tema de gran importancia y
controversia en el mundo científico que, el destacado profesor ha querido
aclarar, de una vez por todas, en la prestigiosa (en su casa la conocerán)
revista Quartz.
La teoría de este afamado profesor es que los griegos
consideraban una prueba de “hombría de bien” la moderación y el control de los
impulsos sexuales ya que, el valor preponderante, era la racionalidad y no la
animalidad que se atribuía al sexo. Así,
los criminales o las gentes vilipendiadas eran representadas con el pene grande
y en erección y los héroes con un
micro-pene bastante flojito.
No se qué narices tendrá que ver “el culo con las témporas”
ya que, por lo que yo sé, el tener un miembro viril descomunal no tiene nada
que ver con ser “tonto de babas” (salvo que creamos la leyenda urbana esa de
que la sangre que llena el pene en erección hace que el cerebro quede menos
irrigado). Yo mismo, modestia parte, me considero un hombre inteligente a la
par que dotado……. ¡aunque no pienso dar pruebas de ninguna de las dos cosas!.
En fin, que mientras el cambio climático nos está
machacando, la crisis económica mundial nos está dejando hechos unos zorros,
seguimos sin encontrar la cura definitiva para el Alzheimer o el Cancer, hay
gente que se dedica a medir los penes de las estatus griegas. ¡Bien por el profesor
Lear! ¡Está haciendo un gran bien a la humanidad con sus sesudos estudios!.
Un abrazo “atónito”,
Esteban
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