Hoy la actualidad me hubiera llevado a escribir sobre los ataques
terroristas de Bombay pero he decidido no hacerlo. Paso a explicaros los
porqués de esta decisión. En primer lugar, estoy harto de hablar de muertes y
sangre. Me canso muy mucho de quejarme todos los días de la sinrazón que
gobierna el genero humano. Por otra parte, y perdonadme el humor macabro, me
gusta dar noticias correctas y, desgraciadamente, no creo que todavía se pueda
determinar exactamente la cifra de muertos y heridos así que lo dejaré para mejor
ocasión.
Sin embargo, el tema de hoy, sin tener relación con la ración de horrores
diarios, puede que suscite cierta polémica. El Titular es: “He pasado
la noche en plan vagabundo total” y, por si alguien no se ha enterado,
hace relación a la cola que se formó en Bilbao para comprar entradas del
concierto del mítico grupo AC/DC. Mucha gente
pasó la noche en la cola y mucha gente, después de una noche de perros (en
Bilbao ha hecho estos días un frio de mil demonios por la noche) se han quedado
sin entrada.
Vaya por delante mi declaración de que yo no soy muy aficcionado
a la música, a ninguna música, pero menos a la música que destroza los
tímpanos sobre todo si, además, no entiendo un piñazo de lo que dice la canción.
Mi dominio del inglés es “razonable” (para el standard de este país) y he de
decir que consigo entenderme con los anglosajones pero, las canciones, ¡Ay las
canciones! no las entiendo si no las veo escritas.
Quizás por mi poca aficción a la música, no entiendo que alguien
se pase toda la noche para comprar (y pagar a precio de oro) unas entradas para
ver un concierto de 2 ó 3 horas de duración. Si a uno le gusta un
grupo de música, basta con comprarse un CD o DVD del grupo en cuestión y
escucharlo tranquilamente al calor del hogar, creo yo. El fetichismo de ver en
persona a los grupos y del “yo estuve allí” me parece totalmente irracional y,
como sabéis, yo lo irracional no lo entiendo muy bien.
Para repartir “a diestro y siniestro” (que es lo que más me gusta)
también diré que tampoco entiendo que alguien espere a la puerta de una
librería para comprar el último de “Harry Potter” o a la
puerta de una tienda de telefonía para ser de los primeros que compraron el
I-PHONE. En ambos casos me parece una verdadera estupidez (y que me
perdone, por favor, si alguno de mis comentaristas cayó en la trampa) ya que
ahora se pueden comprar ambas cosas a mejor precio y sin esperar colas.
Estoy absolutamente seguro, desafortunadamente, que no se hubieran
formado las mismas colas para asistir a una conferencia de, pongamos, un
científico de prestigio que nos hable sobre temas “de importancia vital para la
humanidad”.
¡Y así nos luce el pelo!.
En fin, después de haber quedado como “el carca” que no soy, creo que
poco más he de decir salvo ¡se abre el debate!
Un abrazo “musical”
Esteban
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